La sensación de ahogo sobreviene en el momento en que un hecho importante, un cambio decisivo, no logra salir a la superficie de la vida, no acaba de cumplirse. Un hecho aún invisible y sin cristalizar que solo se producirá en el futuro ya empieza a crecer, se hincha y se desparrama invadiendo una realidad circundante que a pesar de todo se resiste a darse por vencida. El espacio se va reduciendo cada vez más, y con él, el aire fresco. Su falta hace que aumente nuestra sensación de impotencia.
Ryzard Kapuscinski,
Un día más con vida
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